dc.review.review | El núcleo comunicacional que despliega hacia el lector “La gota”, de Candelaria Rojas Paz, pareciera presentarse bajo un oropel naif o neorromántico, pero a medida que los versos se desandan, va transformándose en un golpe contra una superficie dura; revelando la cara desnuda del dolor o de lo celebratorio como una ofrenda inesperada. Y digo ofrenda porque la voz que dice en “La gota” nos deja en el oído la certeza de que cada imagen transmitida es una costra que antes se asentó en la autora, y que ésta amamantó como una sombra entrañable porque, a pesar de saber que le comía el aliento, se volvería poesía. | es |